Fuente: ciasfe2.org.ar
Maggiolo es el eje de un plan de ordenamiento territorial en el sur provincial
Cambiar para mejorar. Revisar los errores para superarlos y animarse a poner en cuestión paradigmas que parecían invencibles para solucionar problemas cada vez más recurrentes.
Ese es el camino elegido por un grupo amplio de actores académicos, técnicos, productivos y políticos que llevan adelante desde hace un tiempo un plan de ordenamiento territorial en la zona de Maggiolo para combatir los cada vez más frecuentes episodios de excesos hídricos que padece buena parte del sur de Santa Fe.
«Lo que lleva adelante Maggiolo es un plan de ordenamiento territorial alumbrado tras la constatación por parte de un grupo de productores que pertenecen a Cambio Rural de una situación recurrente de vulnerabilidad respecto al agua».
Así lo explicó el ingeniero agrónomo Fernando Rosell: «esto se inició con una reunión de un grupo de productores y luego colaboró la Municipalidad con una decisión valiente de abrir las puertas a la universidad para hacer un estudio de diagnóstico y poder así elaborar un plan de ordenamiento territorial«.
El jefe comunal de Maggiolo, Luis Valerio, lo sintetizó afirmando que «hay que cambiar el modelo de producción agropecuaria como lo veníamos haciendo y volver a introducir rotación y coberturas y pasturas».
Soluciones de fondo
La necesidad de buscar una solución de fondo respecto a los cada vez más recurrentes excesos hídricos atravesó varias instituciones del sector que, juntas, comenzaron a reunirse con intendentes de diferentes localidades del departamento General López para volcar ideas e inquietudes.
La idea de base era ir más allá de soluciones de coyuntura y buscar las causas por las cuáles una parte de esa región sufre el exceso de agua, un tema que para los jefes comunales es un dolor de cabeza recurrente. Los intendentes comenzaron a percibir que las obras de infraestructura no eran la solución al exceso de agua, y que el problema estaba en el origen de ese exceso hídrico.
De esos encuentros surgió el Grupo de Trabajo del Sur de Santa Fe (GTSSfe) formado por representantes del ministerio de la Producción de la Provincia, la UNR a través del Centro de Estudios Territoriales de la Facultad de Ciencias Agrarias, la UNL con la cátedra de Ciencias Hídricas, el Crea y el Inta.
A eso se sumó la constatación de que el cambio climático pasó de ser una hipótesis a convertirse en una certeza, afectando la intensidad de lluvias y sumando incertidumbre y variabilidad climática en amplias regiones de Argentina.
«En ese contexto empezamos a estudiar la zona y vimos que cerca de Maggiolo se inicia la cuenca que luego se convierte en Las Encadenadas, que pasa por Teodelina y que se une posteriormente con el río Salado» explicó Rosell. El trabajo de ordenamiento territorial se realizó sobre una extensión de 40 mil hectáreas.
También se encaró un estudio de napas para conocer la dinámica del agua en profundidad. Para eso los profesionales del GTSSfe junto a productores de ese distrito Maggiolo instalaron una red de freatímetros que se controlan cada 15 días. A medida que los datos aparecen se produce información que luego se vuelca al diseño de Buenas Prácticas de producción agrícolas-ganaderas-forestales.
Plan local con valor agregado
Luis Valerio, presidente comunal de Maggiolo, se remontó a algunos años atrás para recordar la génesis de la transformación puesta en marcha en la zona aledaña a esa comuna.
«Los reiterados problemas hídricos hicieron que nos tapara el agua varias veces en varios lugares. Allí empezamos a trabajar con la Facultad de Zavalla e hicimos un estudio de las correntías y un relevamiento geográfico de la zona, de los caminos, los desagües y las napas en la zona de lagunas.
A partir de allí surgieron las reuniones con el Inta de Venado Tuerto y se van involucrando otras áreas en la idea de llevar adelante un trabajo amplio. Con el diagnóstico realizado por los profesionales en la mano la intendencia de esa localidad decidió atacar la problemática de la generación del agua.
Algunas de las acciones que se emprendieron fueron el armado de un estaquero y un vivero donde se plantaron semillas de árboles como algarrobos, fresnos y eucaliptus: «privilegiamos a las especies de árboles que son al mismo tiempo maderables y utilizables para planes de urbanismo», puntualizó Rosell. «La comuna recuperó un espacio dentro de la planta urbana en donde se construyó un vivero y un estaquero comunal. El Inta y la Provincia nos dieron estacas de especies de álamos y sauces que ya miden 3 metros», precisó el jefe comunal.
«El árbol, en el diseño de este programa de ordenamiento territorial, es una herramienta para poder transformar el exceso de agua en materia seca» dijo el especialista, quien destacó que los árboles «son un complemento ya que ocupan un espacio que no necesariamente compite con las tierras agrícolas. Por el contrario, les dan un valor agregado a esas tierras, así como a las tierras anegables con problemas de salinidad».
Lento pero seguro
A partir de allí comenzaron a trabajar dentro de la planta urbana y con productores de la zona para que se volcaran a un proceso de forestación (sobre todo los linderos a la laguna) con el objetivo de controlar mejor las épocas de excesos hídricos.
Se trata de un proceso más lento que la agricultura industrializada, pero más seguro y sustentable: «en diez años se puede pasar de un campo anegado y con problemas de salinidad a sacar madera, lo que equivale a una muy buena producción de cultivos anuales» agregó Rosell.
«De a poco vamos sumando el compromiso de los productores y podemos trabajar bien, damos pasos cortos pero avanzamos día a día y ya empezamos a ver los frutos» señaló el jefe comunal, que agregó que desde el poder ejecutivo buscan sumar actores locales con un énfasis especial en las escuelas.
«Cuando tengamos más árboles en los estaqueros vamos a empezar a trabajar junto a las escuelas para concientizar a los chicos en el cuidado que precisa un árbol», añadió.
Por su parte el ingeniero agrónomo destacó que este nuevo paradigma que introduce árboles al paisaje productivo «no es competencia de la agricultura» y que por el contrario suma valor al poder agregar otras actividades como ganadería, agroforestería y procesos silvopastoriles.
Ampliar la mirada profesional
Rosell destacó que participar de programas de ordenamiento territorial y ampliar la mirada «es una excelente oportunidad para los ingenieros agrónomos que hacen productivismo en función de las necesidades de la agricultura industrial», ya que permite «razonar» el paradigma productivo dominante desde otro lugar. «Lo estamos razonando para ver si hay que modificar prácticas para poder así mitigar ese exceso de producción de agua que ahora se ve agravado por el cambio climático».
«Desde un punto de vista ambiental y agronómico es una excelente oportunidad de trabajo para la profesión», concluyó el experto.